A medida que leas, te irás dando cuenta de que este libro se trata de ti y del camino que ya empezaste. Y cuando llegues al final, tendrás la duda de si lo que tienes en frente es un libro o un espejo.
¿Y para qué quieres este espejo, si tienes uno en el baño? Porque el de tu baño te muestra tu cara, pero este te mostrará tu identidad. Y la de tu marca o proyecto.
Lo que este libro-espejo te ofrece es la posibilidad de observar con claridad tu verdad, tu esencia, aquello que siempre ha estado contigo y que desde hace un tiempo empezó a tomar forma, color y fondo, para, en un futuro cercano, proyectarse hasta el horizonte.
Tú entiendes la importancia de lo recién mencionado porque sientes todos los días las cascadas de estímulos con que el mundo empapa nuestros sentidos. Entiendes que tanta novedad, tanta opción, tanta oferta, termina por agobiarnos. Y dificulta distinguirnos.
Y también hace que, muchas veces, pasemos por alto lo obvio. Como, por ejemplo, la importancia de saludar. O de decir “por favor” y “gracias”.
Nosotros te damos las gracias por la confianza. Y te pedimos, por favor, que antes de seguir leyendo, armes o escojas una playlist con tus canciones favoritas para inspirarte. Tú sabes si tienen que tener letra o no, si son en inglés o español, si te ayudan a concentrarte o te distraen. Y sabes también si entiendes mejor las cosas cuando estás concentrado o cuando estás distraído, si necesitas acertar una y otra vez para sentirte seguro, o si tienes que equivocarte hasta que cometas el error correcto.
Incluso leyendo sin parar -contraviniendo lo solicitado en un comienzo-, si partiste en el prólogo y llegaste hasta aquí, acabas de pasar no menos de 30 minutos pensando en ti. Si hiciste las pausas necesarias para reflexionar y escribir cuando correspondía, probablemente te tomaste alrededor de una hora (o tal vez más). Una hora dedicada a tu marca o proyecto. Y a ti.
¿Cuánto tiempo nos tomamos usualmente para pensar en las cosas que más nos importan, pero no desde la angustia del ego, sino desde las necesidades del alma? ¿No debería ser una costumbre adentrarnos en nosotros mismos para revisar lo que realmente creemos que nos hace felices y cómo creemos que se consigue?
No hay examen más temible que el que se hace uno. Descubrir, definir y aceptar una identidad, y jugársela por preservarla, es algo tan decisivo que puede llegar a ser doloroso, tanto para las personas como para los proyectos.
Encontrar el equilibrio, determinar desde donde alinear los distintos aspectos de la vida, ser capaz de una real coherencia… en esta época suenan como objetivos de un maestro o monje oriental; pero deberían ser la base de la búsqueda y la acción de toda persona sensible que no tema conectar sus inquietudes con su creatividad y su coraje.
Al final, aunque suponga un esfuerzo duro e involucre derribar muchos miedos, la clave para ser feliz no es ningún secreto: hay que sentir, hacer y decir lo mismo…
(siempre en ese orden, porque el hacer y el decir se deciden, pero el sentir se descubre)